En mi breve estancia en Granada el pasado mes de mayo, por fín, pude disfrutar y conocer una de las ciudades a las que siempre he querido ir. Así que, cuando se planteó la posibilidad, no la desaproveché.
Creo que poco puedo decir de está ciudad que no esté dicho, pues todo el mundo con quien hablas, siempre te contará alguna de sus maravillas. En especial, La Alhambra, que últimamente está saturadísima de turistas y si quieres visitarla entera (Palacios Nazaríes incluido) tendrás que reservar las entradas con antelación, al menos, un mes. En mi caso, no los pude visitar pero me conforme con un agradable paseo matutino por el resto del recinto.
El resto, fue perderme por su entramado de calles del casco histórico, y dejándome llevar prácticamente. Intentando descubrir, también, sus sitios que la gente tanto aclama de tapeo, aunque quedé un poco defraudado, al compararlo con las de Alcalá de Henares; eso si allí no pagas por la tapa, pero un plato de carne guisada para tres u otro de boquerones, creo que no es para tanto, pero quizás si para todos los que no estén acostumbrados a que te pongan una tapa por persona con cada bebida que se pida.
Pero bueno, siguió gustándome mucho. A continuación, aquí os dejo alguna de las fotografías que tome de los tres sitios que más me encantaron: el paseo de los tristes, el famoso barrio del Albaicín y la Alhambra y la cartuja de Granada.