No se que tiene Francia, pero cada vez me gusta más. Aunque solo he visitado la zona de la Aquitania, una pequeña parte del país galo, en seguida a sabido atraparme con sus encantos.
En esta entrada quiero mostrar la ciudad de Burdeos, que en unas 4 horas aproximadamente llegamos, claro está, si salimos de la zona del Pirineo navarro. Aunque se puede ir estar 2-3 días, lo ideal sería acampoñarlo de una ruta por carretera de toda esta región del suroeste francés.
Lo que mas me gusta de Burdeos, es que es una ciudad muy acogedora y «manejable», esto es, recorrértela y perderte por sus calles te da una sensación de como si estuvieras en tu propia ciudad y para nada te sientes como un foráneo. Incluyendo, que es muy fácil manejarte e ir desde cualquier sitio a otro, ya sea a pie, en transporte público o en bici.
Situada entorno del río Garona (Garonne, en francés), el casco histórico se encuentra en la margen oeste, y todo a lo largo de esta orilla hay un estupendo paseo que podemos recorrer.
Una de las cosas que más me gusto fue cruzar el río por el puente de piedra (Pont de Pierre), con sus aproximados 500 m de ancho, te vas quedando alucinado de su amplitud. Recomendable cruzarlo tanto de día como de noche.
Viajes
Ya puedo decir que conozco una capital andaluza más, añadiendo a la lista de Córdoba y Granada, Málaga. Quizás no es tan llamativa como cualquiera de las dos anteriores o Sevilla, pero tiene su encanto. Además de ser una ciudad portuaria, cosa que para mi, gana bastantes puntos. La ciudad es dividida por el río Guadalmedina, quedando su casco histórico y principales monumentos al este del río. El centro queda vertebrado por la conocida calle Larios, típica calle comercial, que le da continuidad la calle Granada, repleta de bares y restaurantes, y buen sitio para sentarte y parar ha tomar una tapa, y en la unión de ambas, la plaza de la constitución, donde si miramos al suelo, podemos ver en placas metálicas, las portadas de los periódicos del día que se firmó la Constitución.
Como muchas ciudades, lo mejor es recorrerla y callejear por sus calles, pues es muy fácil orientarse y llegar a cualquier sitio que queramos. Destacar como principales e imprecindibles sitios para visitar, la catedral, el no hace mucho descubierto teatro romano, la alcazaba, el castillo de Gibraltaro que aunque solo son las murallas y una torre, desde lo alto las vistas son increibles en 360º, destacando la playa de la malagueta y la plaza de toros.
También, si nos gusta el arte, hay varios museos que podemos visitar, yo solo estuve visitando el museo de málaga, con diferentes temáticas, restos arqueológicos, pintura y escultura, y en mi opinión merece la pena la visita. Otras opciones, son el museo de pintor Pablo Picasso o el Centro Pompidou.
Sobre las playas, aunque no son las típicas de arena fina y clara, son agradables, con el puerto separando la playa de la malagueta de la playa de San Andrés, la primera más turística, y con más guiris, y la segunda algo más tranquila.
Y por supuesto, para cuando queramos parar a comer o beber o simplemente descansar un rato, en la misma zona centro, en la calle Granada está llena de bares a cada paso que demos, destacando el conocido Pimpi, que en horas punta nos tocará hacer cola para esperar una mesa, aunque podemos atravesarlo, literalmente, de una puerta a otra, pues simplemente verlo ya merece la pena.
Además, aunque un poco alejado del centro, en la calle Tomás Echevarría, junto al jardín de la Abadía, tenemos una calle con mucho ambiente y bares de tapas y pubs. Recomendable, Er Pichi del Cai.
Ah! Y no quería olvidarme de subir a tomar algo a alguna terraza de algún hotel, como la del hotel Larios o mi favorita la del hotel AC, mucho mejor que la noria del puerto.
Os dejo a continuación una serie de fotos de mi estancia allí.
En mi breve estancia en Granada el pasado mes de mayo, por fín, pude disfrutar y conocer una de las ciudades a las que siempre he querido ir. Así que, cuando se planteó la posibilidad, no la desaproveché.
Creo que poco puedo decir de está ciudad que no esté dicho, pues todo el mundo con quien hablas, siempre te contará alguna de sus maravillas. En especial, La Alhambra, que últimamente está saturadísima de turistas y si quieres visitarla entera (Palacios Nazaríes incluido) tendrás que reservar las entradas con antelación, al menos, un mes. En mi caso, no los pude visitar pero me conforme con un agradable paseo matutino por el resto del recinto.
El resto, fue perderme por su entramado de calles del casco histórico, y dejándome llevar prácticamente. Intentando descubrir, también, sus sitios que la gente tanto aclama de tapeo, aunque quedé un poco defraudado, al compararlo con las de Alcalá de Henares; eso si allí no pagas por la tapa, pero un plato de carne guisada para tres u otro de boquerones, creo que no es para tanto, pero quizás si para todos los que no estén acostumbrados a que te pongan una tapa por persona con cada bebida que se pida.
Pero bueno, siguió gustándome mucho. A continuación, aquí os dejo alguna de las fotografías que tome de los tres sitios que más me encantaron: el paseo de los tristes, el famoso barrio del Albaicín y la Alhambra y la cartuja de Granada.
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Parece que tenemos que ir muy lejos para dejarnos impresionar por todo lo hay en otros lugares, y muchas veces no tenemos nada más que mirar en nuestro alrededor más próximo para admirarlo. Este es el caso de nuestro país vecino, Portugal, y en concreto la ciudad de Oporto, que tuve la ocasión de visitar a primeros de año pasado.
De esos sitios que siempre quería conocer, no dejó de sorprenderme, y aunque puedes ver una ciudad muy afectada por los diversos periodos de crisis, muy decadente en muchos lugares, incluso céntricos, se pueden apreciar cantidad de contrastes, al perderte y sumergirse en sus calles, que, en mi opinión, es la mejor forma de conocer Oporto, pateándotelo todo.
Como punto central de Oporto, la Praça da Liberdade, con sus edificios de estilo modernista, aunque abandonados y en desuso, aun mantienen su esplendor. Aunque parece que poco a poco los van recuperando.
Al lado de la plaza, la estación de Sao Bento:
Si de la plaza, nos dirigimos hacia el este nos podemos encontrar con la iglesia y torre dos clerigos, y merece la pena su visita y subida hasta arriba de la torre.
La librería Lello e Irmao, o más conocido por ser donde la escritora de Harry Potter se inspiró para la librería del Callejón Diagon.
Desde aquí, podemos acercanos a la universidad y ya que lo tenemos al lado degustar una de sus famosas francesinhas en el Cafe Piolho D’Ouro, una especie de sandwich cubierta por queso y salsas, un buena bomba calórica. Tras esto, lo mejor es dejarse llevar e ir recorriendo sus calles y descubriendo, a veces por casualidad de sitios pintorescos, eso si, en mi caso con un plano de la ciudad, pues siempre me gusta ir georreferenciando todos los sitios por los que voy pasando. Como el siguiente Mirador de Bataria da Vitoria, que aunque parece ser un sitio abandonado, para mi, con las mejores vistas de la ciudad, el Duero y la zona de las bodegas de Vila Nova de Gaia.
Una abajo, junto al río, nos encontramos con la rua nova da Alfandega, que si la seguimos hacia el oeste nos lleva hasta la desembocadura del Duero. En el otro sentido, nos encontramos en seguido con la Iglesia de San Francisco, el Palacio de la Bolsa (merecen una visita ambos, las del Palacio son guiadas en varios idiomas) y la Plaza do Infante dom Hemrique.
En una de las zonas más altas de la ciudad nos encontramos con la Catedral de la Sé de Oporto, de la que me quedó pendiente una visita por su interior, imponente como si de una fortaleza se tratara, y punto de paso obligado del Camino de Santiago portugués.
Varios puentes son los que cruzan el rio, pero no nos podemos ir sin atravesar el famoso puente don Luis I, andando o en tranvia, por arriba o por abajo, y tantas veces hasta que nos cansemos. Al otro lado nos espera Vila Nova de Gaia, donde subiremos al Mosteiro da Serra do Pilar, el jardim do Morro, pasear por la otra ribera del río y visitar alguna de de sus bodegas.
Desde el mirador del Monasterio, desde donde podemos ver la muralla fernandina, así como el funicular que sube desde la orilla, por si no ya hemos pateado bastante. A continuación, os dejo una serie de fotos desde este lado del río, aprovechando que el día amaneció soleado.
No podemos dejar de pasear por la Rua Santa Catarina, calle comercial por excelencia, por si queremos aprovechar y hacer algunas compras y donde merece la pena de sentarnos en el Majestic Cafe.
Y hasta aquí, este pequeño reportaje fotográfico de Oporto, que espero que invite a conocer, descubrir y visitar esta bonita ciudad portuguesa, que tan cerca tenemos, y de la que siempre quedarán ganas de volver.
A finales de julio me decidí a tomarme unos días de descanso y bajarme a conocer esta región de Murcia, que aunque yo asociaba con que en verano sería difícil aguantar allí por el calor, a pesar de estar junto al mar, me sorprendió gratamente, pues rompe con las típicas playas largas que se masifican en esta época del año. La zona se compone con una serie de playas y calas, tanto de arena como piedras, no excesivamente extensas que aunque tienen bastante gente pero se puede estar a gusto sin que te pinchen con la sombrilla encima tuya. Entre otras las playas del Alamillo, del Rihuete, de la Isla o Bolnuevo son de las más conocidas, separadas entre ellas por salientes y riscos y morros elevados hacia el mar desde donde se pueden contemplar toda la zona de alrededor.
En esta primera entrada, de mi primer día quiero mostrar alguna fotografía de la playa del Rihuete y del Cabezo del Puerto, donde se sitúan el faro y el Cristo del Sagrado Corazón de Jesús.
Por último, y previo pasar la frontera entre Estonia y Rusia, llegamos a la antigua capital del imperio ruso, San Petersburgo, antiguamente, Leningrado y Petrogrado. Posee todas las características de una gran urbe de cualquier otro país, calles grandes, gente por todos los lados, con cantidad de detalles para cualquier lado que mires, pero lo peor de todo, es el tráfico. Sea hora punta o no, la mayoría de calles están siempre llenas de vehículos, prácticamente parados y para conseguir avanzar dos calles te puedes tirar más de 20 minutos; a parte de que los propios ciudadanos conducen muy mal y por donde quieren.
San Petersburgo básicamente, se establece a orillas del rio Neva, por ambos márgenes, y aunque a priori parezca algo caótica, una vez orientados es muy facil recorrerse sus calles más céntricas a pie (aunque son distancias relativamente largas) o sino tomar el metro, que aunque no es el de Moscú, merece la pena visitar algunas estaciones y sobretodo porque es uno de los más profundos, debido a que el terreno es muy pantanoso, y es curioso como salvan los desniveles con un único tramo de escaleras mecánicas que parecen infinitas.
La calle principal que atraviesa la ciudad es la Avenida Nevskiy (Nevskiy pr.), que une la estación de tren con la zona del almirantazgo junto al río (lleva su tiempo recorrerla entera!!). Y según vas caminando por ellas vas cruzando varios canales que discurren por la ciudad. Por cierto, los paseos en barca, salvo que haga muchas ilusión, tampoco merecen mucho la pena.
Y sin enrrollarme más paso a mostraros algunas de las fotos de esta antigua capital báltica.
La mayoría de las iglesias o catedrales importantes no están destinadas al culto, sino que son museos, donde tienes que comprar la entrada y hacer cola para entrar (aunque nosotros esto último no fue necesario).
Y para acabar, durante este año se exponían en la plaza del admirantazgo, los United Buddy Bears, un proyecto (en gira recorriendo varios paises) para exponer estos amigables osos, caracterizados para cada uno de los paises del todo el mundo, para promover la tolerancia y vivir en paz.
Esta bonita ciudad contrasta bastante una vez que estas en ella. Situada a orillas del mar Báltico no se encuentra a más de 2 horas en ferry de Helsinki. Lo que más llama la atención es su cuidado centro histórico, en verano abarrotado de gente a cualquier hora del día, parece que el tiempo no ha pasado por él y al andar por sus calles te remontarás a la época medieval, con sus torreones, murallas, tabernas, … además de que los comerciantes le dan ese ambiente del medievo.
Otras zonas que también merecen la pena visitar son el parque de Kadriorg, el auditorio de las canciones (donde celebran cada cuatro años el festival de la canción), la zona del puerto o el museo etnográfico en Rocca al Mare.
Las tres imágenes siguientes son el museo etnológico en Rocca al Mare, al que se puede llegar en trolebús. Es un museo al aire libre entre el bosque y a la orilla del mar, con diferentes zonas con casitas y granjas rurales de como se vivía en las zonas rurales de Estonia, un lugar pintoresco aunque quizás, para mi gusta le faltaba un poquita más de ambientación (aunque quizás empezaba a animarse más tarde a cuando yo estuve).
Es curioso también, según te mueves por Tallín como vas andando por las calles y te vas encontrando edificios modernos y antiguos, antiguas fabricas o viviendas, sin seguir un orden en concreto, y en algunos casos las calles han sido trazadas bordeando estos.
La siguiente parada de nuestro viaje nos lleva a Riga, la capital de Letonia. La ciudad en sí, contrasta bastante con el resto del país, según vas entrando en ella se puede ver cada vez mayor grado de evolución y semejanzas con el resto de paises europeos, mientras que los alrededores se muestran como si tuvieran un poco más de abandono.
Es una bonita ciudad a orillas del rio Daugava, cerca de su desembocadura, con un casco antiguo muy bien conservado. Algunas panorámicas de la ciudad desde la torre de la iglesia ortodoxa de San Pedro (Pēterbaznīca) a continuación:
Unos de los puntos clave de Riga es su monumento a la libertad construido tras la ocupacion soviética y que permanece como un símbolo que no pasa desapercibido para todo el que pasa por debajo o lo ve desde lejos. Y es que además nos marca la entrada desde el norte cruzando el canal Pilsetas hacia el casco histórico por la calle Kalku.
Y a continuación una pequeña selección de algunos de los sitios que se pueden recorrer cómodamente caminando las calles del centro de Riga.
La mayoría de las calles y plazas están repletas de terrazas, y como por estas latitudes las horas de luz solar son escasas, en verano la gente aprovecha para salir a la calle. Es muy curioso que en todas las plazas que te vas encontrando entre estas terrazas hay grupos de música tocando, con lo cual es muy agradable pasear y sentarte a tomar algo o cenar escuchando música en directo al aire libre y al lado tuya. ¡¡El ambiente que se vive durante los meses de verano es increible durante la caida de la tarde y noche!!
Ya en territorio Letón y antes de llegar a la capital, Riga, una mini-entrada sobre dos palacios (de los varios que hay por la zona), Mežotnes Pils y Rundales Pils (Pils evidentemente significa palacio o castillo).
Palacio de Mežotne:
Fue mandado construir por la nieta de la emperatriz Catalina II, Charlotte von Lieven, en 1797 y terminado en 1802. En la II Guerra Mundial fue parcialmente destruido y fue reconstruido para actualmente ser un hotel. Nosotros pudimos disfrutar de una buena comida y un paseito por los jardines y alrededores del palacio.
Palacio de Rundale:
Fue la residencia de verano de los duques de Curlandia, construido entre 1736 y 1740 es un destacado monumento de estilo barroco. Entre los diversos usos que se le han dado, desde que dejó de ser residencia de los duques, cabe descatar el de colegio, de hecho, todavía se puede apreciar las marcas de donde había colocado el gimnasio.
Aunque solo he mostrado estas seis fotos, pero claramente nos podemos hacer una idea tanto del interior, con todas sus habitaciones cargadas de detalles y colorido y pasillos que nos van llevando de una a otra, como el exterior del palacio con sus jardines incluidos. Pero, en mi opinión si alguien ha visto algún palacio de este estilo, como La Granja de Segovia o el Palacio Real de Aranjuez (en España), no tienen nada que envidiarles, y de hecho los considero muchísimo más bonitos, especialmente por todos los jardines de alrededor. En definitiva, no esta mal la visita, pero tampoco merece mucho la pena si vas con el tiempo justo. Los habría cambiado y haber podido hacer la visita a Petrodvorets en San Petersburgo.
…y antes de abandonar Lituania hay dos sitios interesantes para visitar. El primero de ellos es un restaurante, Smuklė Žarija, que si bien, tienes que salirte de la ruta mas directa que te llevaría a Riga y coger algunas carreteras más rurales, merece la pena hacer un alto para tomar un cafe y dar un paseo por sus alrededores decorados con aperos de labranza, esculturas de madera, fuentes y un lago.
Este cafe se encuentra situados aproximadamente a mitad de distancia entre Panevėžys y Šiauliai en la carretera A9-E272.
Restaurante Smuklė Žarija:
Colina de las cruces:
A unos 10 km de Siauliai en dirección Noreste se encuentra el lugar de Kryžių kalnas o Colina de las cruces, convertido hoy en día en lugar de peregrinación para muchos católicos (en especial, de la población lituana) pero que hasta no hace mucho, durante la ocupación soviética, los lituanos se jugaban la vida para colocar cruces y honrar a los caidos y por el día los rusos se las quitaban. Pasada la guerra la gente continuó llevando cruces convirtiéndose en un lugar de culto y peregrinación. Es un sitio donde se respira tranquilidad y sobre todo da mucho respeto, aunque quizás también le sacan algo de negocio, pues en el aparcamiento, de pago por supuesto, a la entrada hay puestos para comprar cruces .